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Hemos establecido seis apartados, para clasificar la materia de que consta este blog. El primero, para abordar los aspectos históricos: el origen de los danzantes y su evolución a lo largo de sus siglos de existencia. El segundo y tercero, para detallar la composición del grupo y la indumentaria de sus integrantes en la época actual y en tiempos más remotos. El cuarto apartado lo dedicamos a analizar las danzas (de arcos, castañuelas y paloteas), así como los alardes de la muestra. El quinto se dedica a los dichos y su significado en el repertorio de la muestra. Y en el sexto abordamos los ámbitos de actuación de los danzantes, tanto en sus intervenciones ordinarias en las fiestas de Abril, como en otras de carácter más extraordinario. Incluimos también un anexo documental, donde plasmar diferentes documentos históricos relacionados con los danzantes, así como los listados de cuantos han servido de danzantes, maestros y músicos en las últimas décadas.

LOS DICHOS DE LOS DANZANTES




























Los dichos son poemas que el maestro de la danza y cada uno de los danzantes recitan en honor de la Virgen. Se trata de cuartetas de versos octosílabos, en los cuales se alude a las tradiciones que se han ido fraguando a partir de la legendaria aparición de la Virgen en Berciana, en 1270. En ellos se piropea a la Virgen, con alusiones a su condición de pastorcilla en Berciana, a la hermosura que la adorna y a los epítetos con la que se le nombra. Se mezclan también plegarias y peticiones, dada su condición de patrona y protectora, junto con acciones de gracias por favores recibidos. En ocasiones incluyen referencias a asuntos coyunturales, como la situación social por la que se atraviesa, aludiendo a veces a sucesos específicos de singular relevancia. Suelen constar de ocho a doce cuartetas, salvo el dicho del maestro de la danza, que supera la veintena. Todos suelen concluir con una invitación a vitorear a la Patrona, que es efusivamente aclamada por el auditorio en pleno.



La declamación de los dichos se amolda a un inmemorial soniquete, que ayuda a memorizar los versos y aporta una sonoridad inconfundible, muy peculiar. Esta musicalidad en la recitación nos lleva a emparentarla con los cánticos que en ocasiones se asocian a la danza en algunos documentos consultados, en los que se alude de manera explícita a algún personaje que canta la historia de la danza.
Muy probablemente se haga referencia en estos supuestos a la narración de historias hagiográficas referidas, en nuestro caso, a San Juan Bautista y a San Sebastián. En las de la Virgen no es descabellado pensar que el objeto de la historia narrada fuera la de Pablo Tardío y el hallazgo de la imagen de la Virgen en Berciana; por cierto, tema recurrente y en ocasiones monográfico en los dichos de los alcaldes de la danza más antiguos.
Son muy escasos los grupos de danzantes de otras localidades que incluyen en su programa el recitado de versos. Conocemos uno muy cercano a nosotros, el de los danzantes del Cristo de la Viga, en Villacañas, que, como los mentridanos, declaman con una muy peculiar musiquilla; estos finalizan con una cuarteta suplicando la bendición de su Cristo en el último instante de sus vidas. También recitan versos los danzantes de Támara de Campos (Palencia), en alabanza de su Virgen de Rombrada; la declamación aquí está desprovista de musicalidad, pero el contenido de sus versos se asemeja mucho al de los dichos mentridanos, finalizando invariablemente con una aclamación colectiva a su Patrona.

Los dichos en la muestra de los danzantes

El recitado de los dichos es el prólogo que antecede en la muestra a la ejecución de las danzas y alardes del repertorio. Se efectúa por turno, comenzando el maestro de la danza. Hasta su finalización, el grupo permanece formado haciendo calle, de frente al cuadro de la Virgen, que preside simbólicamente el acto en manos del párroco. 











A medida que van declamando sus dichos cada una de las cuatro parejas de danzantes, se desplazan a los últimos puestos de las respectivas filas al compás de una sencilla melodía, que coincide con la parte inicial de la danza de los arcos (Baile de la Entrada). Estos desplazamientos se realizan por el pasillo que forma la calle, retrocediendo la pareja de danzantes hacia el final de las filas sin dar nunca la espalda a la presidencia, serpenteando entre los compañeros. 







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