Las fiestas del voto de la Romería son en la actualidad el marco de actuación específico del grupo de danzantes. Se conocen popularmente como Fiestas de San Marcos, por coincidir con la festividad del evangelista San Marcos el día grande de este ciclo.
En
el día 24 de abril, conocido como la Víspera, la jornada de los danzantes
comienza a las ocho de la mañana, dándose cita con los instrumentistas en el
domicilio del alcalde de la danza, para realizar la tradicional diana o
alborada de los danzantes. En ropa de calle, recorren el pueblo a los sones del
baile de la Diana, anunciando con sus castañuelas el inicio de las fiestas. A
las doce del mediodía acuden a la explanada del santuario de la Virgen, para
participar en los actos de la ofrenda floral, que concluyen con una especie de
ensayo postrero de parte del repertorio de la muestra.
Por
la tarde tiene lugar la procesión para acompañar a la Virgen desde su santuario
al templo parroquial y, posteriormente, la muestra en la plaza de la villa. En
estos actos participa el grupo ataviado ya con el traje de gala.
Una
hora antes del inicio de la procesión se reúnen en el domicilio del alcalde de
la danza, para ir juntos al del presidente de la Hermandad, donde se encuentran
con los componentes de la Mayordomía y la Junta de la Hermandad de la Virgen.
Todos en comitiva van a la casa de la camarera mayor de la Virgen, que custodia
la bandera de gala de la Mayordomía. Una vez que se entrega dicha bandera al
capitán de la soldadesca, la comitiva acude a la plaza grande, para recoger a
la Justicia y, todos juntos, dirigirse al templo parroquial, acompañados desde
ese momento por la banda de música. Allí recogen al párroco y van en comitiva
al santuario de la Virgen.
La
procesión comienza con una salva a la Virgen, en el momento en que sale de su
santuario. Suena el himno nacional y simultáneamente los danzantes hacen el
paloteo de la Marcha Real, al tiempo que el alférez de la Mayordomía realiza el
bandeo y los sargentos, sable al pecho, saludan respetuosamente mientras se
escuchan los cornetas.
A
continuación, se realiza el recorrido procesional, en el transcurso del cual
los danzantes ejecutan el baile de Procesión de manera ininterrumpida hasta el
templo parroquial, al que acceden bailando, y del que saldrán en busca de la
imagen, para volver a entrar de nuevo y concluir así su actuación, instantes
antes de acceder la Virgen a la iglesia.
Terminada
la procesión, se forma la comitiva para acudir a la plaza de la villa, para
realizar la muestra. La Justicia y la Hermandad, acompañados del grupo de
danzantes y la Mayordomía, marchan hacia la plaza. Una vez allí, tiene lugar la
muestra de los sargentos, finalizada la cual se realiza la de los danzantes, con
la recitación de los dichos y la ejecución de danzas y alardes.
El día de la Romería, el 25 de abril –la fecha más señalada en el calendario festivo mentridano–, es cuando tienen lugar los actos más emotivos e intensos en el programa de actuación de los danzantes. El traslado de la imagen a la dehesa de Berciana, en cumplimiento de un voto popular datado en la primera mitad del siglo XVI, se inicia a las ocho en punto de la mañana. La Virgen sale del templo parroquial y se le tributa un acto de homenaje similar al descrito en la procesión de la Víspera, excluido el bandeo.
El
trayecto comienza con el baile de Procesión, que se realiza sin descanso hasta
la plaza Chica; allí se produce una primera estación, para que la Mayordomía
ejecute la primera salva festiva a la Virgen, con el brioso bandeo de la
bandera a guerra del alférez. Como en la siguiente salva del recorrido, los
danzantes efectuarán una danza de paloteo; en esta primera salva, el Medio
Baile. Prosigue la marcha hasta la fuente del Pinote, en las inmediaciones del
solar que en otros tiempos ocupó la antigua ermita dedicada a San Ildefonso,
hoy en día desaparecida. En este lugar se hace la segunda salva, mientras los
danzantes danzan la Valmojá.
En
el trayecto desde la plaza Chica hasta el Pinote los danzantes han ido danzando
a los sones del baile de Procesión, haciendo pequeños descansos en algunos
tramos.
Desde el Pinote en adelante, el grupo de danzantes dejan la procesión, que retomarán cuando se realice la tercera salva de la Mayordomía, a la entrada del puente de Berciana, ya en plena dehesa. En esta ocasión, con el sonido nuevamente del himno nacional de fondo, los danzantes inicial el baile de Procesión, con el que acompañarán a la Virgen hasta su ermita.
Desde el Pinote en adelante, el grupo de danzantes dejan la procesión, que retomarán cuando se realice la tercera salva de la Mayordomía, a la entrada del puente de Berciana, ya en plena dehesa. En esta ocasión, con el sonido nuevamente del himno nacional de fondo, los danzantes inicial el baile de Procesión, con el que acompañarán a la Virgen hasta su ermita.
En
la explanada posterior de dicha ermita hay una nueva salva de la Mayordomía,
concluida la cual, cesa el baile y tiene lugar una Misa de campaña. Acabada la
Misa, se traslada la imagen al interior de la ermita. En este breve recorrido
los danzantes repiten el baile de Procesión, a cuyos sones entran y salen en la
ermita reiteradas veces, hasta el momento en que la carroza penetra en el
pequeño templo, después de haber realizado el alférez el bandeo de la última
salva de la mañana, a las puertas de la ermita.
Viene
después la muestra, que tiene lugar en la explanada de la Vega, a los pies de
la ermita. El ritual se repite idéntico al realizado la tarde de la Víspera.
Finalizada la muestra llega el momento de la comida, que realizan los danzantes
en el rancho de la Justicia, invitados por el consistorio.
Más tarde, los
danzantes recorrerán los ranchos dispersos por la dehesa, para recabar propinas
de los romeros, a los que recitan sus dichos en agradecimiento.
El
campanillo de la ermita señala, minutos antes de las siete de la tarde, que va
a dar comienzo la procesión de regreso al pueblo. El grupo de danzantes precede
a la Virgen al salir de su ermita, iniciando el baile de procesión en el
momento mismo en que el abanderado realiza la primera salva de la tarde, a las
puertas de la ermita. Los danzantes acompañarán a la Virgen a los compases del
baile de Procesión en el primer tramo del recorrido de regreso, que culmina en
el puente del arroyo de Berciana, donde se efectúa una nueva salva de la Mayordomía.
Terminada la ceremonia, los danzantes dejan la comitiva.
Se
incorporan en el ritual del Encuentro, junto a la Cruz de Gabriel Rodríguez. En
el momento en que la imagen de la Virgen se aproxima a la del Resucitado y la
comitiva de santos que le acompaña, suena el himno nacional, se repite la salva
festiva de la Mayordomía y el grupo de danzantes palotea la Marcha Real.
Concluido el acto, se reanuda la procesión. Desde ese punto hasta el templo
parroquial, los danzantes irán danzando el baile de Procesión sin cesar, junto
a la Virgen, hasta entrar en la iglesia, repitiendo el mismo ritual con que
terminó la procesión de la jornada anterior.
La
intervención de los danzantes en estas fiestas culmina el día 26, con su
participación en la procesión para devolver la Virgen a su ermita, tras la
celebración de la Misa Mayor. Minutos antes de las doce del mediodía, ataviado
con el traje de gala, el grupo se da cita en la plaza de la villa para acudir
desde allí a la iglesia en comitiva, con la Mayordomía, la Justicia, la Junta
de la Hermandad y la banda de música. Terminada la Misa, los danzantes marcan
el inicio de la procesión con el paloteo de la Marcha Real. Acompañan el
recorrido hasta el santuario de la Virgen de manera ininterrumpida con el baile
de Procesión, que culminan con reiteradas entradas y salidas al templo, hasta
que la carroza de la Virgen hace su entrada en el mismo, después de recibir una
postrera salva por parte de la Mayordomía.
Culmina
así su actuación en las denominadas Fiestas de Abril.
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